martes, 15 de septiembre de 2009

YO INTENTÉ SUICIDARME EN LONDRES by José Ángel Barrueco.


a nuestro regreso de Londres
me estaban cortando el pelo en la peluquería,
como en los cuentos de raymond carver.
en la espera y durante los tijeretazos
volví a aquella ciudad enriquecida de luz y misterio
regresé al modesto hotel en el que nos alojamos
al embrujo de sus moquetas y de sus escaleras de caracol,
cuyos peldaños de madera crujían en la atmósfera silenciosa
de la mañana, igual que en las historias de fantasmas.
allí, en la peluquería, concebí una novela que jamás escribiré:
empieza con la soledad de un español que se aloja en ese hotel,
territorio propio de suicidas y derrotados,
y en la quietud de la noche se tumba en la cama,
con el torso desnudo y la intención de matarse
pero, ya a punto de hacerlo, de apretar el gatillo del revólver
que ha comprado a un camello de un barrio poco recomendable,
escucha alboroto de pasos sobre la moqueta y jaleo en el ascensor
y abandona su habitación y encuentra a una mujer bellísima,
sola y asustada, y juntos averiguan que un joven acaba
de ahorcarse en su cuarto y el ruido ha despertado a los inquilinos.
y nuestro protagonista, suicida vocacional, se enamora de ella
y ambos conversan y deciden recorrer la ciudad, al día siguiente,
en una versión inglesa de after sunset y before sunrise
y el hombre sabe que otro hombre debía de morir
para que ellos se conocieran y la muerte aún no le rondara
no, aún no, todavía no.
y el suicida vocacional vuelve unos días después a su tierra,
con un amor en los ojos y una historia bajo el brazo
a la que titula yo intenté suicidarme en Londres,
que es otra manera de decir que él estaba desesperado
hasta que la magia de la ciudad y los labios de una chica
lo rescataron de la muerte, la soledad y el terror,
o al menos aplazaron su final, que siempre llega.
para ti, para mí, para el suicida:
el final siempre llega.


José Ángel Barrueco, del poemario Los viajeros de la noche (inédito).