sábado, 17 de octubre de 2009

PADRE E HIJO by Velpister.


Pusieron la mesa entre el niño y él. Su madre estaba entrando, llegaba de trabajar. Tenía algo importante que decir. La había llamado el profesor, quería hablar con ellos sobre los dibujos que hacía su hijo: truculentos, sangrientos, llenos de cuerpos decapitados y otras lindezas. Mientras ella hablaba iba sirviendo los platos que su marido se había ufanado en preparar: filetes de aguja de cerdo, la carne más jugosa que existe. También patatas y ensalada. Él se encargaba de la compra y de la cocina.

-Bueno, es algo de lo más normal. Yo también dibujaba así de pequeño, y mi padre tampoco le daba importancia. Ya hablaremos de esto.

-Sí, es necesario que hablemos, el profesor me dijo que a lo mejor estaría bien que fuese a un sicólogo.

-¿Un sicólogo? vamos, vamos, no hay que exagerar. Ya hablaré yo con el crío.

Se miraron clandestinamente y el padre le guiñó un ojo. Al terminar de comer recogieron y lavaron los platos entre los dos mientras ella echaba una siesta. Cuando estuvo todo listo se llevó al niño a las actividades de la tarde. Clases de violín y lenguaje musical, después un paseo por el parque y de vuelta a casa a hacer los deberes y tocar un rato el piano. Salieron de la mano a por el coche. Dentro del garaje, una chica caminaba en dirección a la salida. Los garajes son lugares no necesariamente peligrosos, pero sí tenebrosos y oscuros la mayoría. La chica no sintió ninguna preocupación ante un padre y un hijo, caminó confiada dedicando una sonrisa al pequeño. Cuando pasó por su lado la agarró tapándole la boca. Se sintió horrorizada, especialmente cuando comprobó que el niño gritaba alentando a su padre.

-¡Sí papá, mátala, mátala! ¡Córtale la cabeza!

De un rápido movimiento le rompió el cuello.

-¡Síííííííí!- gritó el niño dando palmas y saltos de alegría. -Me encanta cuando haces eso.

Cuando terminaron de recoger todo, de colocar el cadáver en un lugar seguro para después descuartizarlo hasta hacerlo filetes, se metieron en el mono volumen. Los cinturones de seguridad bien abrochados, música de Mahler en el reproductor de CDs. Satisfechos.

Entonces el padre le dijo:

Bueno, y ahora vamos a hablar de esos dibujos tan violentos que pintas.


Texto e ilustración by
Velpister.

1 comentario:

pepe pereza dijo...

Velpister, me gusta mucho este relato. Felicidades.