martes, 15 de diciembre de 2009

UN BLUES ON THE ROAD by Alfonso Xen Rabanal.


Puede que vivamos días oscuros, que sintamos que no existe ya nada, al ver cómo se derrumban castillos de naipes y los escombros nos alcanzan... sin haber tenido nunca un as debajo de la manga...

Es su juego y la banca, siempre, gana...

Puede que hayamos perdido la ilusión... pero puede que esa ilusión no fuese nuestra, que ese as que esperábamos sea sólo un reflejo de los neones que estallan entre las ruinas... Sus ruinas... con las que podemos construir nuestro hogar, nuestro propio camino...

Puede que sea hora de quemarnos a lo bonzo delante del espejo y reconocer lo que somos entre las cenizas de máscaras impuestas....

No existe pureza en el dolor, no... es el dolor quien purifica... en el dolor se vive, se crece... quienes mueren en el dolor necesitan que su grito sea recogido en una palabra... pues al cantar un dolor, aunque éste sea ínfimo en comparación con los dolores ajenos, purificas en justa medida sus sufrimientos, el de aquellos que no pudieron cantarlo, el de aquellos que llegan a ese dolor escrito y sacan de él la vía para la resolución del suyo propio, avanzando, juntos ahora, en el camino hacia uno mismo...

No existe pureza en el dolor, no... nadie posee la prerrogativa del dolor, nadie, la franquicia del dolor... llámalo como quieras, yo lo llamo Blues, y el Blues se tiene, no se posee... todos tenemos una parte del Dolor, nadie lo tiene en exclusiva por mucho que creamos que nuestro dolor duele más que el de los demás... no... ese es un acto de soberbia, un valor que sólo cotiza en la bolsa de la banca... no en la vida...

No existe pureza en el dolor, no... el grito de desgarro interno no tiene líneas suaves ni continuas, ni tonos monocordes, definidos... pero si lo cantas, si lo intentas transmitir... conseguirás la máxima comunicación y abrirás caminos a que otros dolores se expresen y, entre todos, resolver la aporía... recorrer el camino...

No existe camino al paraiso, no... cada cual ha de hacer el suyo y es arduo, ignoto, solitario aun cuando nunca se esté solo, camino de percepciones, camino hacia el abismo insondable de ti mismo, camino hacia los demás...

No existe la pureza en mi blues, no... aun así lo canto, por eso lo canto... porque todos los días tropiezo y cada vez me duele al caer e intentar levantarme... porque busco, porque creo que el narrador omnisciente siempre miente, y yo canto al paso que se da, al que se intenta dar... y en el camino nadie tiene la solución, todo son puntos de vista, y ninguno exclusivo... Pero cuando nado en las ciénagas de mí mismo, sé que puedo ayudar a otros que se introducen en las suyas, como a mí me ayudan otras voces, otros gritos, otras caídas que oigo cantar, que no tienen nada que ver con la mía, pero de las que saco una enseñanza, una sensación, un hilo al que me aferro... pues sé que todo está interrelacionado...

... Sólo somos voces que interpretamos... voces que surgen de la oscuridad donde nace la luz... Al menos, así es mi Blues... el que te canto... El Blues de Luz Azul...


Alfonso Xen Rabanal, de El blues de luz azul.

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