miércoles, 3 de marzo de 2010

LA CHICA DEL LORO AZUL por Lucía Fraga.


Es "Casablanca" en mi calendario de Fotogramas. Ilsa y Rick brindan con champán. Un penique por tus pensamientos. Ahora ya no soy más que la chica de "El Loro Azul". Te pondré un martinni y hablaremos de los viejos tiempos. Ya ha acabado la guerra. Mis tristes gafas de colegiala y mi inocencia se perdieron la noche de los cristales rotos. Mi madre siempre dijo que acabaría como una cualquiera y aquí me tienes, bebiendo sola y con los labios mal pintados. Sólo me queda una maleta vacía, una pastilla de jabón y un montón de deudas. Atrás quedó la gran promesa del canto, la muchacha de brillante expediente y dorados cabellos. Dejé los recuerdos ahogados en una copa de whisky y me jugué a los dados la conciencia una noche que vinieron los alemanes a robarnos el confort de las sábanas blancas. ¿Tú qué has hecho durante todos estos años? Dijeron que habías muerto. Yo no lo creí. Sabía que un tipo listo como tú sabría salir de cualquier aprieto. Yo, poca cosa. Beber con los clientes y escribirte cartas a una dirección que siempre me las devolvía. La guerra hizo estragos entre los muchachos. Muchos murieron o quedaron mutilados. La sangre tiñó nuestras ventanas con cruces negras sobre las que picaban las palomas. Aún quedan restos de metralla en la pared y más de un alma con un balazo. Seguí contando las horas en el reloj que me dejaste antes de partir quién sabe adónde. Te recuerdo de pie junto a la barra. Ellos soñaban con un visado para Lisboa y tú con volarte la tapa de los sesos.
Los callejones se llenaron de maleantes. La gente sólo quería apostar y era capaz de vender hasta a su madre por un billete que diera el pistoletazo de salida. Pronto llegaron los soldados y más que un club, esto parecía su cuartel general. Me obligaron a acostarme con un oficial de mal aliento y zapatos brillantes. Me sequé las lágrimas con las cachas de mi revólver antes de desaparecer y apretar el gatillo. Me perdí varios meses en los fumaderos de opio. Luego empecé a cantar en "El Loro Azul". Al principio, no bebía, pero con el tiempo y las noches sin dormir, empecé a tomar tequila contra el insomnio, aunque siempre amanecía en una nueva cama. Me harté de escupir sobre mi foto de niña. Sobre los amaneceres de café y galletas. Sobre Romanza sin Palabras. Sobre mis manos tocando en el viejo Gaveau. Ahora ya me ves; apenas canto, salvo cuando me emborracho. Pero siempre tengo tiempo para una copa más, porque soy la Chica de "El Loro Azul". Nadie sabe mi nombre, pero todo el mundo me conoce. Es lo bueno que tiene ser siempre una extranjera. Todo el mundo está de paso en Casablanca. Si quieres un visado, sé con quien hablar. Si quieres un poco de lo otro, también. Es mejor que pases tu tiempo en Blue Parrot. Cualquier chica con ganas de salir del país, te sacará a bailar y os divertiréis juntos. Haz el favor, cariño, no me preguntes nada. Dijimos "Sin preguntas", ¿recuerdas?. Yo soy la chica de El loro Azul...

Lucía Fraga, inédito.

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