jueves, 17 de junio de 2010

MATAR A UN RUISEÑOR por Joaquín Piqueras.


A Francisco Javier Illán Vivas

El asesino no siempre retorna
a la escena del crimen, a veces
se aleja, tiene miedo de ser
descubierto y busca el silencio cómplice
del olvido, vaga sin rumbo fijo
por tierras extrañas, sin esperanza,
y acaba siendo huésped en las antípodas
del recuerdo. Y todavía así
a menudo siente remordimientos,
y le abruma el absurdo deseo
de volver, de desvelar el secreto
de su perverso delito: haber
abortado el canto de un ruiseñor..

Joaquín Piqueras, de Tomas falsas V. O. (de próxima aparición).

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