viernes, 20 de mayo de 2011

RETRATO DEL ARTISTA EVANESCENTE by Damego.

No ser no cuesta nada
nada cuesta llegar a no ser nadie.



Sin embargo buscamos no sólo

salir de la nada sino llegar a ser:

en la mirada, en los oídos

en el alma del otro dejar huella

sin embargo dejamos pedazos

de ser

de nuestro ser, por compartir la

vida.


Necios al fin porque sabemos

mejor que nadie, que al final

somos nada.


Algunos señalados por los dioses

podrían dejar una pequeña huella

recordable tan sólo una milésima

de tiempo geodésico, inmortales

durante un siglo o acaso dos milenios.


Imperturbables para la seriedad

de un tiempo inagotable: el Sol?


Y sin embargo seguimos insistiendo

seguimos insistiendo hasta la muerte

para encontrar un sitio en la Memoria.


Viajeros al final de la noche

o al corazón de las tinieblas

en una conjura de necios

que no desean ser el extranjero

en un mundo que está bajo el volcán.


Aunque sabemos que nadie lee

platónicos poemas ni aristotélicos

designios matemáticos

y mucho menos tragedias de este mundo

donde sócrates no te sofocles que te esquilo

y eurípides con un mosqueo de la ostia.


Ni siquiera leemos a hamlet

no te metas con el negro celoso

deja que esto lo arregle don quijote

meándose en el ulises del gran joyce.


Retratos del artista adolescente

que jamás llegará a viejo en el mar

y mucho menos a gaviota embarrancada

y ni siquiera a salvador de don juan.


Mamamos de las tetas de virginia

que nunca aprendió a jugar al golf.


Intentamos seguir en el camino

pero sabemos que a pesar de los motores

al final nos espera la resaca de hank

chupando su enésima cerveza

y haciéndose una buena paja

a la memoria de la última mujer

que no fue capaz de meterse en su cabeza.


Sutilezas del amigo auster

desvaríos del memorable saramago

pero al final sólo espera la nada

imperturbable al tiempo que vivimos

en dos generaciones olvidados

discípulos vendrán y olvidarán.

Ya no estaremos.


Nos quedan los poetas, los pintores

las cuevas y volver a empezar.


No ser, no cuesta nada no ser nadie.


Y sin embargo... mejor que ser de alguien

borreguito, mesnada, jauría, predador.


Mejor que lo intentemos: ser nosotros.

En el camino dejamos lo mejor.


Aunque sólo sea para no ser de nadie

por los siglos de los siglos, milenios...

conjurados.


Damego, del blog Los aullidos del lobo.

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