jueves, 25 de septiembre de 2014

ANSIEDAD según Carlos Salcedo Odklas.



Sin duda una de las lecturas más gratificantes para mi en lo que va de año ha sido este ANSIEDAD de Gabi Oca Fidalgo, una persona que encima tengo el enorme placer de conocer personalmente.
El libro lleva la coletilla de Vida de un yonki, y aunque sinceramente eso es lo que nos vamos a encontrar en sus páginas dicha coletilla puede llegar a confundir un poco y condicionar al posible lector. En el libro se habla bastante de drogas y del romance de Gabi con ellas, especialmente con la heroína y los tripis, sus preferidas. Nos relata sus colocones, las subidas al nirvana y los momentos bajos en el pozo, intenta narrar de forma sincera los efectos, positivos y negativos, nos intenta convencer de por qué son las mejores drogas que ha probado y habla con nostalgia de la bajada de calidad de las mismas a lo largo de los años. Eso nos muestra a Gabi el yonki, dicha esta palabra desde el cariño, por supuesto. La gente que no se mete o lo ha hecho tímidamente de forma recreativa no puede llegar a entender el fenómeno de las drogas en toda su extensión, la relación de amor/odio que se forma entre el consumidor y la sustancia. Los yonkis, en cambio, nos reconocemos a la legua, por los gestos, por palabras, por los lugares comunes, se crea esa camaradería al encontrar a alguien que sabes que ha estado allí, y por lo tanto su discurso no se basa solo en el morbo o la sordidez, sino en los detalles, en la subcultura, en la forma de vida en definitiva, una visión que solo pueden compartir aquellos que saben de lo que hablan porque lo han vivido con pasión. Por lo tanto este ANSIEDAD de Gabi, será disfrutado en muy alto grado por aquellos que hayan recorrido esos caminos de amaneceres solitarios y de bizarras búsquedas, pero también, por otra parte, para los no iniciados resulta una lectura cruda y necesaria ya que ¿quién mejor para hablarte de lo que no sabes que un experto?
No obstante quedarse con que es un libro sobre drogas sería arañar demasiado la superficie, aquí hay más, mucho más, pero ya se sabe lo que hay en un terreno como el editorial donde muchas veces hay que abrirse paso a codazos, como bien dice Gabi a propósito de la coletilla que acompaña al título "En fin, si sirve para vender más escobas..."
Como ya he apuntado conozco a Gabi personalmente, y si algo puedo destacar de él es su gran nivel de conversación, el tío puede ponerse a rajar sobre cualquier cosa durante horas, realizando todo tipo de comentarios ingeniosos y sacándose experiencias y anécdotas de la chistera que nos hacen estar constantemente prestándole atención y seguir pidiendo cervezas. Yo siempre he considerado la conversación superior a la literatura y, como escritor, cada vez que encuentro alguna persona auténtica, al margen, algún zumbado repleto de vivencias que se ve que no ha tenido miedo ni reparos en sacar todo el jugo posible a este juego cruel que llamamos vida, que no ha tenido miedo a caer en los pozos con tal de sentirse vivo y empieza a contarme sus aventuras no puedo por más que pensar constantemente "si esto que estoy escuchando pudiera plasmarlo de forma fiel en el papel sería algo cojonudo". Es algo que me ha pasado infinidad de veces, en noches locas, en tugurios, en callejones, en esquinas... esas personalidades que deberían atraparse para la posteridad por todo lo que tienen que enseñarnos y que, irónicamente, siempre se escapan al gran ojo del público masivo, precisamente aquel más perdido y que necesita de guías sinceros. En Gabi se aúnan al fin ambas cosas, ya que escribe como habla, con la técnica literaria de La Vomitona que diría Xen Rabanal, otro grande. Leer ANSIEDAD es como charlar con Gabi, nos va contando etapas de su vida, divertidas anécdotas, de repente se desvía y empieza a desvariar, a irse por los cerros de Úbeda, luego no recuerda bien de qué estaba hablando, lo piensa y lo recuerda y sigue donde lo dejó, llevándote por todos esos huecos de su memoria. Y como ya he dicho no son drogas todo lo que reluce, habla de su infancia en un colegio religioso, de su paso por el servicio militar, de su curro de camarero en un tugurio leonés (mi parte favorita del libro), hablando de amigos, de lugares, de literatura, hasta que de repente "coño, se hace tarde" apura la cerveza y se larga, dejándote con una sonrisa y unos botellines vacíos.
Muchos nunca tendréis la oportunidad de conocerle, desgraciadamente, pero podéis leer este libro y acercaros bastante a esa sensación, la de haber pasado un buen rato con un tío auténtico.

Os pongo un extracto del libro:

Como iba diciendo esta vida no tiene nada de perfecto y cuando salimos a la calle nos quedamos con lo puesto. Todo en su punto de partida, el mismo rollo de siempre y así toda la vida. Un día entero por delante para llenarlo, muermazo para cebarlo. Y llenas una hora, y llenas dos, tres, las medias, los cuartos, vas tapando con el mortero de tu capazo, cubriendo el agujero hasta que te quedas sin ingenio, sin aliento, forrando tus mentiras, parcheando tu desidia. Infectado con el virus del tiempo muerto, ¡la pandemia del muermo! Así hasta que no lo puedes soslayar por más tiempo sin echar los hígados en mitad de la fiesta, el baile de todos los días. Aborto de una generación de pacotilla, expósito de un tiempo sin disparo de salida. Y como para irse de vareta cuando comprendes que no hay medallas ni banderazo de meta. Haciéndote el loco en la trinchera y paleando por inercia, cargando el capazo en la zanja con el absurdo de la rutina diaria. ¡Y venga, y toma, y dale! Tragando como un cabrón con todo lo que te echan, cargando como un pollino con todo lo que te cuelgan, las mismas cabronadas de siempre, las mismas putadas marchitas, los tiros de gracia ya viejos. Y tus miedos, y tus sueños, y tus venganzas, y tus deseos. ¡No hombre no qué va!... Es un descarte funesto, es un envite muy chungo. Tenemos un trilero en la mesa y me conozco la jugada, la misma baraja de siempre, las cartas marcadas, tu baza de puta pena sin ases en la manga: Ese trabajo de mierda atestado de tarados lame culos, o la asfixiante situación de no encontrar un empleo ni en el puesto más chungo. ¡Y vuelta, y dale, y toma, y venga!
Es lo mismo de siempre, no hay opciones ni salidas… tu butaca en el tiovivo de la rutina. La misma vuelta sin remedio, el mismo ritmo de continuo. ¡Vuelta y vuelta sin moverte de tu sitio y a girar! Soldado al eje, trazado el círculo, vuelta y vuelta y a girar, a girar, a girar, a girar…
Y así un buen día te das un pico de caballo, la cosa encaja de fetén y empiezas a observar la nueva concepción del tiempo. O lo que viene a ser lo mismo. Que te pongan, que te quiten, resulta que te importa un pijo si estás llenando ese espacio vacío o si el tiempo se llena sólo porque ni el mismo tiempo te importa ya. Con este paño de por medio apuras el gusto y en menos de lo que tardo en contarlo ya has decidido que si Dios inventó algo mejor se lo guardó para Él. Nirvana sintético o estado de gracia, hay muchas formas de ver la luz sin que te empotren un foco en la cara. El siseo de las venas en sintonía con el universo. Y entonces sí que estás cómodo en tu asiento, ajeno a la vorágine del tiempo. La Verdad se disuelve ahora en tu cuchara y ahí sigues carburando la vena hasta que un buen día te despiertas en el infierno. Se cerró el círculo, ya puedes mirarte al espejo. Esto lo que hay y para de contar. No te molestes en parchear la chistera porque no vas a encontrar el conejo por mucho que le des la vuelta. En esta cruzada no hay medias tintas, así que ándate al loro porque a la mínima la pagas con la vida. Aquí no vale meter la patita a ver si el agua está fría. ¡Apechuga! Llegará un momento en el que necesitarás un chute para despegar la nuca de la almohada y entonces sí que estarás jodido de verdad. Este es el peso de la cruz, el I.R.P.F. del calvario, ¡y al lío compadre porque encima te pagas los clavos! Hasta que no mastiques la hiel de las heridas no sabrás como zurce esa corona de espinas, pero comprenderás entonces lo que cuesta echarse el tablón al hombro, recoger los pasos que has dado hasta alcanzar el punto de partida y empezar de nuevo con tu vida.


Carlos Salcedo Odklas, del blog Escritores Sucios.

http://escritoressucios.blogspot.com.es/2014/09/gabriel-oca-fidalgo-ansiedad.html

http://www.edicioneslupercalia.com/

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