viernes, 27 de febrero de 2015

REGRESIONES: Reportaje en La Nueva Crónica.




Garitos, pandillas y rock en el León de los 80 y los 90

‘Regresiones’ es una novela cargada de autobiografía, la de Vicente Muñoz Álvarez, y un viaje a la memoria urbana y canalla de esta ciudad

Fulgencio Fernández | 22/02/2015, La Nueva Crónica.

Vicente Muñoz (León, 1966) estaba allí. Vicente Muñoz siempre está porque se sube a todos los carros, no se detiene jamás, cultiva todos los géneros, crea. Cree. Editor, narrador, poeta...

Vicente Muñoz estaba en aquel León para muchos mágico de los años 80 y 90, en el urbano, el del Húmedo y el rock, el de las tribus y los garitos, el de las ansias de la libertad recién estrenada. Efervescente. Y cree que, además, aún está sin contar. "Se ha escrito mucho, muchísimo, sobre el León rural, folclórico y tradicional, el de los filandones y los pueblos abandonados y sumergidos y los maquis y las trincheras, pero no sobre el León del CCAN, de la Movida, de las bandas de rock y las tribus urbanas y sus lugares de encuentro".

Lo ha hecho él. Acaba de publicar la novela de aquella época, ‘Regresiones’, que ya está en las librerías y se presentará en el Gran Café el próximo 5 de marzo. Una novela autobiográfica pero, sobre todo, una historia generacional. "Es cierto, es el retrato de una época y una generación concreta, una crónica subterránea del León de los años 70 a 90, que es algo de lo que nadie hasta ahora, que yo sepa, había escrito". 

Y escribió él, Vicente Muñoz, que estuvo allí. No niega la nostalgia, aunque no le guste. "Fueron unos años, al menos para mí, realmente especiales e intensos, de formación, escritura, viajes y rock and roll, y tengo de ellos muy buenos recuerdos. No me gusta demasiado eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero sinceramente creo que aquel sí lo fue. Tanto a nivel económico y laboral, por supuesto, como a nivel creativo. España salía de una traumática y muy larga dictadura, y con la Transición llegaron aires nuevos, un espíritu festivo y libertario que, a mi juicio, se ha perdido por completo. Aunque han tenido que pasar muchos años, más de dos décadas, para que yo haya podido escribir a mi gusto y con criterio esta novela". 


Un León de tabernas, una lista inagotable: el Lisardo, el Emiliano, el Matasiete, el Minibar, el Racimo de Oro, la Cantina (y sus acid test), la Bodeguita, el Oriente Medio, el Lorenzo, el Montejos, el Universal (el bar de Bingo, guitarrista de mi grupo, Veredicto Final, nuestra segunda casa y punto de encuentro a finales de los 80), el Octubre Rojo, la Patata, el Flechazo, el Place (de Mila y Teté), el Pote, el Desnivel, el Garbanzo Negro, la Bodega Regia, el Besugo, la Gitana, la Piconera, el Chivani, la Bicha (vade retro, Satanás), el Valdesogo, la Tierra, el En obras, el Miche, el Húmedo, el Tizón, la Dulzaina, el Cuervo, el Dulcinea, el Celso, el Toisón (que inmortalizaron en una canción, himno de la noche leonesa, Los Cardíacos), el Agustín, el Benito, el Polvos, el Cafetín, el Quijote, la Mazmorra, el Esteban.., uff, vale, un León diferente. "Yo lo recuerdo como efervescente y muy divertido, desprejuiciado y mucho más abierto que el de la actualidad. Lleno de asociaciones y colectivos, bares alternativos, garitos de rock and roll, pandillas y bandas musicales de todos los colores y estilos, y tribus urbanas con identidad. Y desde luego, menos inmovilista y conservador".

Y lo hizo novela, la tituló ‘Regresiones’, la historia que, explica su colega Pacho Rodríguez en uno de los 20 epílogos de este libro que, explica, "es para los que están y para los que ya no están. Incluso para los que ni estuvieron. Es un álbum temporal de fotos de otro mundo que no va a volver. Porque, lo bueno, que hubo mucho, son tatuajes en la piel. Unos son besos. Otros, cicatrices. Nunca se quitarán. Pero ahora aparecen en forma de páginas imperdibles y palabras de un francotirador que, lo dice, no quiere disparar a matar".

Y no mata. Pero descansa, al fin ha escrito la novela que él sabía que llevaba dentro. "Regresiones era para mí una deuda pendiente desde hace mucho tiempo, el libro que siempre había querido escribir. Entretanto, he escrito otros muchos, pero no había tenido la suficiente perspectiva temporal para abordar este, y al fin he logrado hacerlo. Con el añadido, además, de las colaboraciones de veinte escritores y músicos de mi generación, que colaboran en un epílogo coral dando su punto de vista sobre aquel tiempo y el libro, sobre aquel León que vivieron conmigo y que ya no volverá".

Para que no parezca una añoranza de lo vivido y hacer patente ese clima efervescente del que habla Vicente Muñoz, el escritor no duda en traer a la memoria y al papel algunos de los nombres de referencia de aquellos felices años 80. "Para mí el gran referente social y cultural de la época, por encima de cualquier otro, es Los Cardiacos. Ese grupo marcó la juventud de toda una generación leonesa, la mía, y fue la puerta a otros grupos de la entonces incipiente Movida. Y junto a ellos, otras bandas paralelas de entonces, Deicidas, Opera Prima, Positivos, Flechazos, Los Vagos, Salamanders, The Crepitos, La Fuga, Oscuros, Odessa, Abogado del diablo y, por supuesto, mi propio grupo, Veredicto final, yo a la batería... Y también todo el círculo de creadores, escritores, pintores, músicos, etc, del entorno del CCAN, que fue un lugar imprescindible de reunión y de encuentro en aquella época. Y, cambiando de registro, Miguel Ángel Martín y Toño Benavides, dos ilustradores con los que he trabajado en muchas ocasiones, tanto en el fanzine que edito, Vinalia Trippers, como en mis propios libros, que ambos han ilustrado". 

Y con estas mimbres – y otras muchas que Vicente Muñoz explica que se quedan en el tintero pues no se trata de hacer un diccionario sino de rescatar algunos nombres inolvidables – se construyó un León en el que se respiraban aires "más intensos, libertarios, prometedores, más festivos y, sin duda alguna, más prósperos a todos los niveles. Creo que con el fin de la dictadura, la sociedad española quiso pasar página y olvidar. Y eso, unido a un período de bonanza económica y efervescencia cultural, hizo de aquel tiempo algo, efectivamente, muy especial".

Cree sin embargo que no se supo valorar todo aquel movimiento y tal vez su novela tenga un cierto afán justiciero. "En León, desgraciadamente, nunca se ha sabido valorar demasiado lo que tenemos. Ni antes ni ahora. De aquí han salido bandas de rock con proyección nacional, artistas, narradores y poetas de renombre que han tenido que irse a otras ciudades para ser debidamente reconocidos. Sólo cuando ese reconocimiento viene de fuera, parece que aquí se comienza a tener en cuenta, un mal endémico de esta ciudad. Pero, sobre todo a nivel musical, aquellos años fueron muy activos, docenas de grupos y conciertos en multitud de salas leonesas, que conformaron un sugerente panorama. Hoy en día, quizás, eso está sucediendo más a nivel literario. Pocas ciudades de nuestro tamaño y país tienen este porcentaje de escritores con obra publicada, es algo que fuera de nuestra provincia circula de boca en boca".

Todo un personaje este Vicente Muñoz "que estuvo allí" y también en Botines, edificio que ha llevado a la contraportada porque, explica, mantiene con él una relación especial. "Mis abuelos paternos vivían allí, en un ático que daba a uno de los torreones del edificio. Allí me recuerdo de niño, mirando por la ventana a la gente pasar. Mi padre, que nació y se crió allí, me contaba a menudo anécdotas del vecindario y la casa durante la guerra y posguerra, sobreexcitando mucho mi imaginación».




Book Trailer


miércoles, 25 de febrero de 2015

TIEMPO MUERTO PARA ALÍ (David Benedicte)




Alí se nutre de lo que hoy asuela a la sociedad y nos lo devuelve con una crudeza tal que no queremos contemplar. Nos acerca al microscopio y allí aparecemos desnudos. Todos los Alís son incómodos. De ver. De tratar. De soportar. Nos hacen removernos en la silla mientras los vemos. Nos dejan delante una bomba de relojería y se van a una tienda a comprar los ingredientes que luego cuecen a fuego lento, macerándolos. Como su odio.
Es que ser árabe en Madrid es un fracaso.

EDICIONES B. A LA VENTA EL 4 DE MARZO

Que han dicho de la novela:

«Benedicte es una de las voces más curiosas y originales de la narrativa española del momento.» Juan Ángel Juristo, Abc

«Mis referencias literarias y artísticas son claves: Góngora, Shakespeare y Goethe; T. S. Eliot, Wallace Stevens y Ezra Pound; Baudelaire, Rimbaud y Cavafis; Blas de Otero y David Benedicte.» Pere Gimferrer

«Poeta desvelado, de una aspereza clarividente.» Juan Manuel de Prada

REGRESIONES en LEÓN




domingo, 22 de febrero de 2015

LA TIERRA PURA: Silvia D Chica.



Este es el resultado de este blog, La Tierra Pura, que un día empezó a cristalizar en fotografías de papel, y ahora lo hará en poemas editados magníficamente por Rodrigo, Zoográfico Editorial.

Hoy, sábado están viajando hacia mi casa.

Es todo un placer presentaros este trabajo, dedicado a todos vosotros, los que alimentais este blog desde hace 8 años.

Os convoco para la presentación el día 20 de marzo,viernes,  en Elektra Cómics León a las 8 de la tarde, donde habrá, fotografía, poemas y música, igual que en este blog, pero tendremos la oportunidad de estar juntos, en el mismo tiempo, y en la misma acción, viéndonos las caras y oliendo nuestro espacio...

Día 22 marzo domingo, sesión vermouth, lectura compartida con Laura Fraile en Bar Belmondo

Silvia D Chica, La Tierra Pura.


viernes, 20 de febrero de 2015

ALGUNOS TIPOS por César Scappa.



Algunos tipos
En su extraño baile
Marcan las reglas
No hay sublime noche
Que devenga mal día
Las tropas están formadas
En el Frente Oriental
Si te empeñas lo lograrás;
Tú puedes con ello
Es el padre equivocado...
El que susurra al vástago inútil.
Parapetado,
No significa nada...

César Scappa


jueves, 19 de febrero de 2015

LA HORA VIOLENTA por Lola Puñales.




" Quedábamos siempre al atardecer, a esa hora en que el sol embellece la piel. 
Nos citábamos en la puerta de la tienda de tu abuelo, para que su presencia bendijese nuestra mirada. Siempre hay que honrar a los sabios.
Yo llegaba puntual. Cuando me veías, empezabas a bailar y mis sentidos bailaban al ritmo de tu risa.
Deambular escuchando tus derivas, sorteando desconocidos y miradas cómplices de bellezas locales, mientras tú pensabas "¿esta sí, esta no? ...no me acuerdo"
Parada obligada ante la sonrisa gótica de esa gárgola burlona, que auguraba paseos lisérgicos.
Después, como buenos amantes de los rituales, comenzaba nuestro particular Via crucis por el Albaicín, de bar en bar, de caña en caña, caracol col col ...para terminar, como no podía ser de otro modo, en el Sacromonte a la hora violeta.

YO también quería ver el gallo que abre la puerta al submundo que sólo conocen los gitanos! Estaba segura de que el día menos pensado aparecería, y nos daría la llave... y ya no te tendrías que casar con la hija de "Juanillo el cojo" para tener una cueva.
Siempre me preguntaba porque no me llevabas a la Cuesta del Avellano..."

Lola Puñales


martes, 17 de febrero de 2015

REGRESIONES: Prólogo.



Los lectores de Vicente Muñoz Álvarez estamos de enhorabuena. Especialmente porque Regresiones puede que sea una de las obras definitivas de su autor. A la altura de su introspección más profunda, El merodeador (Baile del sol, 2007) o de su poemario más imperecedero, Animales perdidos (Baile del sol, 2013). Un punto y aparte en una forma única de entender la creación literaria en nuestro país. Sin concesiones y estridencias, plagado de coherencia e intensidad, y por supuesto unido a una pasión y a una eficaz inercia muscular del que asume que la literatura no soluciona nada, pero lo cambia todo. Sumado a su ya consabida y siempre rebelde “apuesta suicida por la literatura” y la vida, entremezcladas en un permanente autobiografismo que persigue cambiar las reglas del juego y nuestra forma de mirar y mirarnos. Un desafío, literario y personal.

Regresiones se convierte pues en una especie de memorias precoces de un tiempo casi mágico. De su infancia en un León gris hecho color gracias a los cómics, las viejas arquitecturas (su relación con Casa Botines nos recuerda que la realidad puede ser mejor que cualquier ficción), los cromos y las teleseries, a una adolescencia y primera toma de contacto con la música popular (de ese “todo empezó con los Cardiacos” a formar parte de Veredicto Final), el cine (un recorrido por las películas eróticas y el terror), el sexo (Dedo es deslumbrante por su sencilla efectividad), la amistad (por estas páginas deambula prácticamente cualquiera que llegara a hacer algo creativo en el León de los 80), el alcohol y la noche, o la propia intuición de la muerte (“he estado a punto de morir luego otras veces, supongo que algunas sin saberlo”). En un continuo despojarse de elementos innecesarios, tan sólo emociones sin coartada, entre la narrativa sobria y el lirismo directo, con el pasado como patio de recreo en el que zambullirse y hallar las respuestas a un presente que confunde o genera desgaste, y en el que autoafirmarse es casi un acto de supervivencia (“ahora disfruto del estigma y la lacra, me singulariza entre el rebaño y me hace plenamente consciente de mi condición”).

Mirar atrás y recrearse en los detalles. Con una mirada lúcida y tierna, donde no hay que demostrar absolutamente nada a nadie. “Vive tu memoria y asómbrate”, afirmación rotunda de Jack Kerouac que Vicente Muñoz Álvarez hace suya aquí como dogma de fe, empeñado, ya desde sus primeras obras, en desenredar la propia vida como un gran maraña de lana, dejándonos presenciar la faena con curiosidad voyeur. Un atractivo tira y afloja con la memoria selectiva, los afectos personales y las distintas instantáneas de una vida que, aunque lejos, parece la de cualquiera de nosotros.

Y por supuesto, Regresiones es un positivo ajuste de cuentas con los héroes y mitos personales de su autor. Una larga lista que recorre con naturalidad lo popular y la alta cultura. Todo un particular muestrario, una guía esencial de esas influencias y pasiones más desatadas. Donde Hulk convive con Malcolm Lowry en igualdad de condiciones, lo que habla a las claras de la apertura mental de una obra y un autor que no cree en los encasillamientos o los lugares comunes. Quizá tan sólo disfrutar del recuerdo, paraíso perdido que resulta fascinante desde un presente fabricado de crisis económica y desencanto. Leit motiv último de este viejo refugio atómico desde el que observar el brillo de la bomba. Y al que ha invitado a unos cuantos, convirtiendo el cierre, un epílogo colectivo, en el sincero hermanamiento de una generación que mira lejos. 

Un canto a un tiempo que ya no volverá. De ahí su increíble magnetismo, su magia.


Julio César Álvarez, de Regresiones (Ediciones Lupercalia, 2015).



Book Trailer del libro


lunes, 16 de febrero de 2015

DOCUMENTAL MALOS TIEMPOS



DOCUMENTAL 'MALOS TIEMPOS'

«Hay mucha más gente que vive y muere en soledad de lo que se cree»

El documental con el que Carlos Salcedo Odklas da a conocer su libro ‘Malos tiempos’ retrata indigentes tan conocidos en León como ‘el Tuerto’, que falleció esta Navidad

E. GANCEDO | LEÓN 15/02/2015

Un día, Carlos Salcedo advirtió la existencia de una curiosísima paradoja social y laboral: el contraste entre las sonrisas y el buen ánimo que reinaba entre muchos usuarios del comedor social de León «y las caras largas que veía todas las mañanas durante los siete años que trabajé en una fábrica de Madrid». Aquellos apenas tenían nada y estos disponían de sueldo fijo, de casa, de familia… «pero no paraban de quejarse y de decir que iban a dejar la empresa, aunque luego nunca lo hacían».

A Carlos Salcedo Odklas la crisis le dio una bofetada y también un abrazo. La primera tuvo forma de despido fulminante y de regreso a su ciudad natal con las manos en los bolsillos, conminándole a un peregrinar por frías pensiones y oscuros pisos compartidos en los que se topó con mucha gente arrumbada en las cunetas de la vida. Ahí comenzó para él una existencia completamente diferente a la que llevaba antes —tan convencional, «tan segura, pero tan falta de alicientes», apostilla— y un intensísimo aprendizaje sobre la psique humana que acabaría lanzándole en brazos de la literatura: hace cosa de un año, este leonés publicó Malos tiempos, una serie de relatos marcados por los zarpazos de la recesión, válvula de escape creativa a su inmovilidad laboral. «Hubo autores de aquí que los valoraron mucho y me animaron a moverlos, así que los subí a Internet, donde los encontró Ricardo Moreno, de la editorial Lupercalia. Me dijo que había que hacer un libro con ellos y lo publicó después de que yo los puliera y dotara de cierta unidad». Salcedo, con su aspecto de miembro de banda de rock —su primera pasión—, fue siempre un ávido lector pero nunca imaginó llegar a tener un título en el mercado. De hecho, ahora está embarcado en una novela. «Y todo a causa de la crisis… si es que no hay nada blanco o negro, todo es gris», constata.

En la obra, bien que bajo otras identidades, aparecen reflejados algunos personajes de las calles leonesas que Salcedo conoció y conoce bien. Pero, además, el cineasta y buen amigo suyo Sergio Suchodolsky dirigió Malos tiempos. La vida de un escritor, vídeo elaborado con motivo de la presentación de la obra en el marco del ciclo de literatura alternativa que acogió en mayo el Musac. Un audiovisual, ya colgado en Youtube, al que se asoman varios de aquellos indigentes con los que tan estrechamente convivió Odklas y a quien inspiraron historias y caracteres. Uno de ellos es ‘el Tuerto’, muy popular en la capital leonesa —siempre pedía «un euro para un café»— aunque más allá de sus vagabundeos por el entorno de San Marcelo prácticamente nadie sabe su historia salvo el escritor, con quien compartía piso. «Se llamaba Juan Carlos Barrallo y había sido minero. Recibía una buena pensión de más de mil euros pero, si la cobraba el 25, ese mismo día salía a gastársela en las tragaperras. Y a mí me tocaba correr por todo León, buscándole para que no se lo gastase todo y al menos pagase las facturas», narra Odklas, advirtiendo que el paisano no parecía tener a nadie más en el mundo. «Justo antes de Navidad estuvo dos días sin venir y a mí eso ya me pareció raro. Llamé a los hospitales, a la Policía… y como no era familiar, no me querían decir nada. Al final, después de mucho insistir, me confirmaron que había muerto. Yo supongo que de neumonía, pero oficialmente no me aportaron ningún dato. No sé que hicieron con él», cuenta.

Un hecho en absoluto nuevo para Salcedo. En otra pensión se encontró a su vecino muerto de varios días y entre toneladas de basura. Vivencias que le han hecho reflexionar. «Esta gente entra en un bucle del que no puede salir. Suelen ser varones mayores que se quedan solos y no tienen ilusión por nada, y acaban muriendo en la más absoluta soledad. Pero es algo mucho más común de lo que la gente cree. Pasa todos los días», avisa. Carlos Salcedo sigue en paro pero se declara «inmensamente más feliz» que cuando se levantaba a las siete de la mañana para ir a la fábrica. «A ‘el Tuerto’ no le oí quejarse ni una vez, y allí escuchaba quejas continuas».



Documental Malos Tiempos

sábado, 14 de febrero de 2015

70 por Marcos Ferrer.



Manadas rodantes de neumáticos
desgastan la tarde y el asfalto
rebasan la oscilación irreal del autobús
de la línea 70
dejándonos atrás
cosiendo las caras silenciosas.

Un viejo sentado
rebusca
entre bolsas verdes de fruta del pakistaní,
saca dos chaquetas de lana
las mueve entre sus dedos gruesos
busca y arranca bolas casi invisibles de pelusa,
despacio.
El bus se detiene,
fuera; rebajas,
y en la marquesina el vampiro se publicita
en la oenegé de turno.
Dentro; solo se escucha el motor ecológico
al ralentí
manteniéndonos calientes.
El viejo sigue con lo suyo
después alza la mirada,
las cataratas punteándole unos ojos claros
dignos y firmes,
dejándonos atrás.

Marcos Ferrer


viernes, 13 de febrero de 2015

TODOS SOMOS PUTAS por Ricardo Moreno Mira.




Liberales y capitalistas que han vivido toda su vida como funcionarios a costa de lo público
Grandes empresas liberales de medios de comunicación
que sobreviven gracias a publicidad institucional
Ideólogos de izquierda que amueblan su casa con Ikea
Raperos revolucionarios y comunistas que quieren que arda el sistema
y que venden a 0,99 su canción en Itunes, Amazon y Apple
Independentistas y nacionalistas
que se llaman a sí mismos de izquierdas
Patriotas a los que se les llena la boca con la palabra "España"
y tienen auténticas fortunas en paraísos fiscales
Votantes del PSOE que no dan de alta a sus trabajadores
Votantes del PP que compran y venden en negro
y luego dicen "España"
Votantes de Izquierda Unida que compran ropa
fabricada por chinos esclavos
Anarquistas y pacifistas que viven vendiendo material de imprenta a cuarteles militares
Ecologistas que venden libros fabricados con pasta de papel
Cristianos que juzgan a todo Cristo y se preocupan de cómo folla el vecino
y no del pobre que no tiene nada que llevarse a la boca
Príncipes de la iglesia que dicen
"Amarás al prójimo como a ti mismo"
y luego follan niños
En colegios y centros religiosos
o que lo ven y aun así lo consienten
Gurús de la Nueva Era que predican el desprendimiento
y conducen Ferraris y tienen un apartamento en Manhattan
Antiamericanos que odian Estados Unidos
pero quieren cobrar su sueldo en dólares y beben Coca-Cola
Antiglobalización que van a cenar a un Chino
Demócratas que deciden solos siempre por todos los demás
Nazis que por la mañana patean cabezas de inmigrantes
y por la tarde trabajan para multinacionales
Alternativos que alquilan un piso en el centro de la ciudad
Revolucionarios que publican su mierda en facebook
Escritores del asco y la rabia [o el compromiso]
que aspiran a ser famosos
Borrachos que viven hasta los 90 años, y yonquis hasta los 100
Poetas que quieren publicar un libro a toda costa
y que entienden que la poesía es no sé qué cosa de sentimientos babosos
Y quieren publicar su libro, pero no han leído un puto libro en su vida
Gente que va de auténtica y se disfraza de algo cada mañana
Gente que está de vuelta de todo
y no ha salido del salón de su casa
Marxistas que hablan y hablan, y no han leído El Capital
y venden su culo cada mañana a ese capital
Católicos que no han leído el evangelio
Capitalistas que quieren el libre mercado
Hasta que los chinos invaden ese mercado
que hablan de la libre competencia
pero siempre son sobrinos y cuñados de alguien
Neoluditas que tienen páginas web
Pesimistas y apóstoles del suicidio
que mueren de viejos en un hospital
Cantantes pop, tertulianos, periodistas, locutores… Basura

y yo, que escribo esto
y no tengo cojones para vivir como pienso

y es que la Realidad es muy puta
y todos nosotros somos putas
quiero decir que
Todos nos vendemos
En algún momento
Por dinero
e interés

Es mejor que entiendas esto cuanto antes:
Aquí
se trata
de quién cuenta el mejor cuento
y se sale con la suya
y yo ya estoy cansándome de ellos
De todo esto
De este juego de mierda
y también de mí mismo

Pero como tengo que ganarme el pan

Mañana

Seguiré haciendo
Exactamente
Las mismas cosas que hago ahora


Ricardo Moreno Mira, de Jesucristo está a las puertas y cabalga un caballo eléctrico (Ediciones Lupercalis, 2015).


lunes, 9 de febrero de 2015

ZURDO por Javier Vayá Albert.




De niño
en el colegio de monjas
aquella hermana abyecta
bígama de Dios y Franco
afirmaba
que escribir con la izquierda
era obra del diablo
para erradicarlo
golpeaba las puntas de mis dedos
con una rígida regla de plástico
era su forma siniestra
de impartir bondad
en la tierra
consiguió volverme diestro
sin sospechar quizá
que cada relámpago de dolor
en mis diminutas manos
no eran más que semillas
para convertirme de por vida
en zurdo

Javier Vayá Albert, del blog Actos Invisibles.


jueves, 5 de febrero de 2015

HOGUERA DE IDEAS por Mareva Mayo

nieva a escopetazos, salgo al corral y la intemperie se hace guarida, juego a bailar con un espectro y a aullar las dormideras que dilataron tu pupila en el tren equivocado, los animales se zafarranchan a mi vera y parece que los tres velamos por un barco muerto, me da euforia esa sensación de tormenta y la soledad de la casa con la flor en la caja de zapatos para quemar si dan las bisiestas en la vida que no se manchará conmigo e inhalar desde tu sepelio a la oceánica danza que vuelve al círculo polar
en algunos sitios hay casi dos metros de nieve y la noche trae más, de nada valen las puertas, de nada valen las preguntas, que tu mano sujete el vino, como una madre a su hijo muerto, necesito un poco más para hablar de ti, sin morir de literatura

*

en la botella de vino sale una hoja de árbol, roja como la luna en tu autopsia, he puesto blues, y le voy dando mis techos, a las pulgas que comparto con los animales, nos dedicamos los tres a lo mismo, al poema y a la insolvencia y no se distingue el verso del ladrido, ni la caligrafía, del crujir de suelos en la boca del abismo, maulla la canción, las noches en vela que aún le daremos a la lápida bajo la escarcha y las margaritas, me meo de la risa bailando con el perro, como si nada me doliera, como si no tuviera que llegar a ningún sitio y nada mejor qué hacer mientras la tormenta de nieve tapia los ventanales

*

suena esa canción que invita bailar y a romper con los dientes las guitarras que salieron ilesas de la tramontana y me pongo a bailar y el perro salta y le cojo por sus dos patas y nos zafarranchamos como una danza rock y parece que él comprende la música con algo mucho más profundo y lejano y siento una lumbre flotar en el espacio vacío y me río con los animales un infinito del tiempo de las aves en la nieve y estoy un poco ebria y siento que al fin sintoniza el vino con la luna y aulla la noche la esperanza de los perdidos


Mareva Mayo, del blog Hoguera de Ideas.


miércoles, 4 de febrero de 2015

LAS PRUEBAS por Pepe Pereza.



Muerte. Es el primer pensamiento que tengo al despertarme. Últimamente pienso mucho en ella. Hace frío. Muchísimo frío. Es lo que tienen los inviernos del norte. Salir de la cama es un acto de valentía suprema. Abandonar entre las mantas todo el calor acumulado durante las horas de sueño es un desperdicio, es más, me atrevería a decir que es un pecado. Desde la ventana contemplo la escarcha sobre el césped. Una mortaja gélida y mortal que vuelve a recordarme lo efímero de la vida.
Al entrar en la cocina me recibe un fregadero lleno de platos sucios. Es una imagen triste y deprimente. Para colmo, no quedan tazas limpias donde servirme un café. Me veo obligado a meter las manos en agua helada para fregar una.
Solo después de un café bien cargado tengo arrestos para entrar en el cuarto de baño y desnudarme. Hace tanto frío que el calefactor no da abasto para templar la habitación. Observo mi imagen tiritando en el espejo. A pesar de mis cincuenta años sigo estando fibroso y delgado. Es en mi cara donde se aprecia el paso del tiempo. Qué más da. Todo esto, algún día, será comida para gusanos. Ese es el único y verdadero futuro que nos espera: una horda de gusanos hambrientos abriéndose paso a través de la carne putrefacta de nuestros cuerpos. Le doy al grifo del agua caliente y espero a que el chorro se caldee para ponerme debajo.
En la calle aún no ha amanecido. Las farolas siguen encendidas, al igual que los faros de los coches. Sopla un viento proveniente de los Pirineos. Su azote traspasa la ropa de abrigo y llega hasta los huesos. Acelero el paso, más que nada, para procurar entrar en calor. No obstante, la temperatura es tan baja que los músculos de mis piernas siguen ateridos. A las nueve tengo cita con el especialista. Dispongo de cuarenta y cinco minutos para llegar al hospital. Tiempo de sobra, incluso para tomarme otro café.
En la cafetería del hospital hay bastante trasiego de gente. Lo bueno es que la calefacción está a tope. Mientras espero a que uno de los camareros me atienda toqueteo el bote con la muestra de heces que llevo en el bolsillo del abrigo. Por fin, me sirven el café que he pedido. Al fondo ha quedado una mesa libre. Me apresuro a ocuparla.
Según los papeles tengo que subir al cuarto piso y aguardar en la sala 7 C a que me llamen. Aún siendo tan temprano, en la sala hay una docena de personas esperando a ser atendidas. Tomo asiento junto a una señora excesivamente perfumada. Todos los presentes guardan silencio y se puede apreciar en sus semblantes que están pendientes de sus propias preocupaciones. Me pregunto si ellos también estarán pensando en la muerte. Desde el mismo momento que he pisado este recinto me he sentido incómodo. Sé que nadie se encuentra a gusto en la sala de espera de un hospital, sin embargo mi malestar va más allá de esa sensación general de hastío. Lo mío es una especie de desasosiego, como si mi futuro dependiese de una moneda que alguien ha lanzado al aire y yo estuviese esperando a que cayese al suelo para ver cuál de sus caras deja al descubierto. El perfume de la señora no me deja respirar. Me ahogo y, en todo momento, tengo la urgencia de largarme de aquí. No obstante, sigo pegado al asiento. Un hombre mira su reloj. Hago lo propio con el mío. Faltan dos minutos para que den las nueve. Me imagino que seré de los primeros que llamen, ya que en el papel que me dieron pone que mi cita es justamente ahora. La señora del perfume también quiere saber qué hora es. Se la digo. Suspira resignada y me confiesa que hace más de cuarenta y cinco minutos que deberían haberla llamado. Todas mis esperanzas de que me atiendan enseguida se desvanecen al instante. Sabiendo que la cosa va con retraso me planteo bajar a la calle a fumar un cigarro. De pronto, me doy cuenta de que he sacado el bote con las muestras de heces y estoy jugueteando con él a la vista de todo el mundo. Lo guardo de inmediato. Afortunadamente, parece que nadie se ha enterado de mi descuido, ni siquiera la mujer del perfume. De por sí, ya es bastante embarazoso tener que llevar tu propia mierda en el bolsillo, para que encima te vean enredando con ella. Me pongo en pie con la intención de bajar a la calle. Justo en ese momento se abre la puerta de la consulta y sale una enfermera.
- Que pase Guadalupe Soriano.
La mencionada se levanta y entra en la consulta.
- Los que no hayan entregado sus papeles, que me los den a mí.
Un pequeño grupo nos apiñamos alrededor de la sanitaria y le vamos entregando dichos papeles. Una vez que ha recogido toda la documentación entra y cierra la puerta. El personal vuelve a ocupar sus asientos. En vez de eso, yo me dirijo a los ascensores.
En la calle, la lluvia cae en diagonal, debido a que es arrastrada por un fuerte y racheado viento. Por culpa del frío no consigo disfrutar del cigarro. Apuro unas cuantas caladas y regreso al vestíbulo del hospital. Han bastado un par de minutos al raso para quedarme congelado. Me acerco a uno de los radiadores que hay junto a la pared y espero a que el cuerpo recupere la temperatura. Me fijo en una pareja de jóvenes que pasa por delante. Ella llora, él trata de consolarla. Capto una frase al vuelo:
- Con todo lo que estaba sufriendo, lo mejor es que se haya muerto.
Las palabras del joven no aplacan los llantos de la chica. Ambos continúan avanzando hasta la puerta principal y salen a la calle. Siento un escalofrío trepando por la espalda. El calor del radiador no es suficiente. Necesito algo que me caliente por dentro.
En la cafetería la cosa está más calmada que a primera hora. No hay tanta gente y sobran mesas libres. Pido un cortado y me acomodo junto al ventanal. Alguien ha dejado un periódico abierto por las páginas de las esquelas. Otra vez ella, la muerte. Está en todas partes: en la paloma aplastada en el asfalto, en el aviso de defunción que hay en el escaparate de la peluquería, en la palmera seca de la rotonda… Aparto el periódico a un lado y me centro en el café. La lluvia golpea con fuerza contra el cristal a pocos centímetros de mi cara. Me gusta el repiqueteo que provoca.

La sala de espera sigue repleta de pacientes. De hecho, no quedan asientos libres y tengo que esperar de pie. No hay ni rastro de la señora del perfume. Me imagino que estará dentro de la consulta o, lo que es mejor, camino de su casa. Ahí es donde quisiera estar yo: en casa, metido en la cama, bien calentito. De pronto, la imagen de mi cama queda demasiado lejana, como si estuviera en otra ciudad o en un país remoto. Quiero irme del hospital. Lo noto en cada partícula de mi cuerpo. Este sitio me repele y me produce desazón. Entonces, me doy cuenta de que lo único que me retiene aquí soy yo mismo. Sin una orden concreta mis pies me sacan de la sala y me llevan directamente a los ascensores. Ya no me importan ni las pruebas ni los análisis, lo que quiero es llegar a casa y meterme en la cama.


Pepe Pereza, del blog Asperezas.


lunes, 2 de febrero de 2015

VINALIA TRIPPERS: Resistencia impresa, por Jesús Palacios.



Vicente Muñoz Álvarez habla sobre el último número del veterano fanzine, dedicado al 'western'


En un panorama cultural y literario en el que la letra impresa está desapareciendo a pasos agigantados, ante el avance imparable de pantallas a menudo llenas de nada, una de las citas más esperadas por los amantes del papel es siempre la aparición de un nuevo número de Vinalia Trippers, el veterano fanzine que se ha convertido en publicación de culto, gracias a su diseño exquisito, su increíble plantel de colaboradores y su empeño en no rendirse ante el imperio de lo virtual ni ante los avatares de una crisis que lo es tanto o más de ideas e imaginación como económica. Con motivo de la reciente aparición de su número 13 -siempre un buen número-, dedicado al western y que cuenta con colaboraciones de nombres como José Ángel Barrueco, Kike Turrón, David González, Toño Benavides, Ana Curra, Pablo Gallo oMiguel Ángel Martín entre otros muchos indispensables, hablamos con Vicente Muñoz Álvarez (León, 1966), escritor, editor, poeta, cinéfago y alma incombustible de esta arriesgada publicación eternamente moderna.

Para quienes no lo conozcan... ¿Qué es exactamenteVinalia Trippers?

Un fanzine de relatos ilustrados para adultos, de carácter independiente y subterráneo, que editamos en León desde 1996. La premisa ha sido siempre la misma: servir de plataforma a un tipo de autores y textos que por ser considerados políticamente incorrectos, bien por su estética, intención o temática, no suelen encontrar acomodo en las revistas, editoriales y suplementos culturales oficiales.

Editamos nueve números en grapa y papel hasta 2001, manteniendo el sello de Producciones Vinalia Trippers para presentaciones de libros y otras actividades paralelas, y retomamos el proyecto en 2007 con un libro homenaje, la antología de relatos Tripulantes: Nuevas aventuras de Vinalia Trippers, que coordiné con el poeta asturiano David González y que publicó la editorial Eclipsados. Desde entonces hemos editado otros cuatro números, ya monográficos sobre temas concretos, y ahora mismo el 13, dedicado al salvaje oeste, que hemos titulado 'Duelo al sol' y reúne colaboraciones inéditas de un centenar de autores.

Producciones Vinalia lleva ya un montón de años aguantando... ¿cómo lo consigue?

Bueno, yo creo que por la ilusión que le ponemos al tema y por haber tenido siempre claro que nadie más que nosotros nos mediatizaría, que nuestro proyecto es absolutamente altruista e independiente, que funcionamos sin publicidad ni subvenciones y que editamos por amor al arte nomás, sin periodicidad fija, por pura vocación y placer, sin presiones de ningún tipo.

Este es ya el número 13, un número afortunado, dedicado al western en el sentido más amplio. ¿Cómo surgió la idea de homenajear este género tan peculiar?

Después de haber dedicado los tres números anteriores al cine y la literatura de ciencia ficción ('Plan 9 del espacio exterior'), de terror ('Trippers from the crypt') y quinqui ('Spanish quinqui'), quisimos hacer un guiño al salvaje oeste (más al de Sergio Leone que al de John Ford, más al del fango que al de las praderas), que es otra de nuestras influencias reconocidas. El género encaja, por lo demás, perfectamente en nuestra estética: al margen de la ley y los dictados de las modas, críticos y en la frontera, siempre insumisos y con el hacha de guerra en la mano...

Como siempre, el plantel de colaboradores es impresionante. A lo largo de los años, no solo se han mantenido nombres fijos sino que se han incorporado otros nuevos igualmente potentes. ¿Qué les da Vinalia para no perderse un número?

Como decía antes, ilusión, básicamente eso. Y espíritu de camaradería y equipo. Mimar a los autores, contagiarles nuestro entusiasmo y buenos latidos, hacerles sentir de la casa y miembros de la tripulación. Creo que ese en el fondo es el secreto. En realidad, no somos sólo un fanzine, somos un gran colectivo de autores con una ideología y estética afín, que remamos todos en el mismo barco y dirección, sin escalafones ni jerarquías, por amor a cierto tipo de literatura y arte. Y eso se nota en cada número y se contagia a los colaboradores.

Encontramos también como siempre cuentos, no-ficción, cómic, poesía, ilustración, incluso una fotonovela... Todo orgánicamente interconectado en algo que es casi un auténtico objeto de arte. ¿Qué función desempeña el diseño en todo ello?

Muy importante, sin duda. Desde el principio tuvimos muy claro que no queríamos ser una revista literaria al uso. Y también que nos interesaba el mestizaje y la hibridación de estilos y géneros, no sólo el literario en sentido estricto, también el cómic, la ilustración, el cine, la música, etc. Somos todo lo contrario a puristas y somos, además, fetichistas a muerte: nos gusta que nuestra revista refleje nuestra base y sustrato cultural, todo lo que hemos mamado y vivido, tanto la alta como la baja cultura. Y el diseño es básico para marcar las distancias y aportar nuestro sello de identidad. Nos sentimos mucho más deudores de las revistas pulp y contraculturales que de las puramente literarias. De ahí que incluyamos cómic, ilustración, fotonovelas, entrevistas o ensayos, sin olvidar que somos básicamente, eso sí, una revista de relatos. Incluso el suplemento de poesía que acompaña a la revista, 'Poemash', tiene esa estética underground que tanto nos gusta, muy alejada de la forma habitual de presentar la poesía por estos pagos.

En cierto modo, Vinalia es un nexo entre la modernidad que estalló en los 80 en España y su momento actual, pasando por el indi de los 90... ¿Existe esa continuidad o es una impresión mía?

Totalmente de acuerdo. Comenzamos a editar en los 90 influenciados, como te comentaba, por la estética contracultural de los 70 y 80. Revistas como Star, Ajoblanco y sobre todo El canto de la tripulación, nuestro referente inmediato, han estado siempre presentes. Crecimos con ellas y no tenemos ningún pudor en reconocer nuestras influencias. Pero nos hemos ido acoplando a los nuevos tiempos y medios, por supuesto, manteniendo siempre nuestras señas de identidad.

En este número, hay también un pequeño homenaje a una figura fundamental y fundacional de la contracultura española: Leopoldo María Panero...

Sí, así es. Dedicamos el suplemento 'Poemash' en esta ocasión a los indios pieles rojas, marginados y estigmatizados como pocos, y al mismo tiempo quisimos rendirle un homenaje a Leopoldo María Panero, recientemente fallecido, símbolo de resistencia y de lucha. Y titulamos el libro como uno de sus poemas, 'Deseo de ser piel roja', incluyéndolo en la antología. El suplemento se abre con una fotografía magnífica de Leopoldo María por José Ramón Vega, en la que el poeta esgrime, a modo de hacha de guerra, un cigarro encendido en su puño izquierdo cerrado.

Es el tercer 'Poemash' monográfico que dedicamos a un autor español, después de los de Raúl Núñez y El Ángel. Tres poetas malditos donde los haya, sobre todo los dos primeros muy poco conocidos aún, que merece la pena rescatar del olvido.

¿Qué papel crees que juega un proyecto como Vinalia en estos días un tanto oscuros para la cultura en nuestro país?

Un símbolo de resistencia. Una prueba de que se puede hacer algo digno al margen de los dictados de Babilonia y las modas. Un ejemplo de anarquismo bien digerido y de colectividad libremente organizada.

Como auténtica publicación guerrillera, en la tradición fanzinera, Vinalia Trippers tiene su propio circuito de distribución... ¿Dónde podemos conseguirlo?

En nuestro blog: http://vinaliaplan9espacio.blogspot.com.es/ figuran los puntos habituales de venta en varias ciudades. Aunque lo más efectivo y rápido, para los que no lo encuentren en la suya, sigue siendo el correo: vinaliatrippers@yahoo.es Lo mandamos rápidamente y sin gastos de envío.

Una última pregunta, a título más personal: sabemos que estás preparando una nueva entrega de Cult movies, el libro que publicaste con la desaparecida editorial Eutelequia hace cuatro años... ¿Para cuándo estará?

Estoy ultimando ya las correcciones y espero que salga pronto, cuestión de unos meses. Otra de mis grandes pasiones, sin duda, el cine de culto. Os mantendré informados.



domingo, 1 de febrero de 2015

LA MUERTE SE LLAMA GASTÓN por Amparo Paniagua.




Todas las mañanas paso a su lado, casi la rozo, cuando regreso de tomar el desayuno.
La muerte se llama Gastón. 
La muerte es un montón de huesos deformes. Es dos prominentes cuencas en un rostro decrépito.
Es unos pies arrastrando la acera lentamente, muy lentamente.
Hace un ruido estertóreo, como si alargara un gruñido, en un intento fatigoso de acompasar sístoles y diástoles.
La muerte con la que me topo todas las mañanas a las doce y diez tiene cuerpo de hombre.
Y se llama Gastón.

Amparo Paniagua, De Batallas perdidas.