lunes, 8 de agosto de 2016

ANNA por GSÚS BONILLA



INTRO

El viento nos regala un globo abandonado

De: JORGE M MOLINERO, en: Pum

La negra, como el hambre, viene sin papeles por eso su cuerpo duele y huele como las flores

De: CHICO OCAÑA, en: No te metas con la negra

(MÁRTIRES DEL COMPÁS)

Tan hermosa. Tan vida. LA HIJA

De: MARÍA GARCÍA ZAMBRANO, en: La hija 


‘ANNA’, este cuaderno de poemas, nace en el contexto de la infertilidad de los deseos y los proyectos estériles, pero donde, sin embargo, permanece (el querer) ser y (el querer) estar que conforma todo sueño posible, cumplido e incumplido. Un algo por lo que luchar, aquello por lo que se toma con(s)ciencia de estar vivo. A modo de testamento vital (en proceso) ‘ANNA’ comprende una serie de textos, apuntes o poemas, en su mayoría inéditos, cuyo eje principal abarcaría el conjunto de sentimientos que alía una persona a otra. Interrogantes, dudas; certidumbres, verdad. Todo ello conforma un espacio poético libre cuya única práctica posible es el amor. 

Otros textos, apuntes o poemas, que no que se incluyen aquí se encuentran dispersos, de una manera más que evidente, en los cuadernos de poemas que fui publicando a lo largo de todos estos años, desde 2006 hasta hoy. 

GSÚS BONILLA. Mayo de 2016

*

PLANTEAMIENTO


Fundaremos un árbol
amor

para el animal salvaje
el ave o réptil

para que lo idolatre la tribu

para que el hijo se abrace a él

para el perro

para el leñador.

*

CÓMO SERÁ LA CRÍA: esta era la pregunta
nada más amanecer.
Poco a poco el espejo iría desvelando más detalles,
hasta que dejamos de asearnos. El mediodía nos traería nidos
agua con gaseosa, coronas de flores
ojeras y terciopelo, y una lluvia gorda
como cuando los animales ensalivan
el pasto seco. Caería la tarde
y la cal y el talco
y ese ungüento que olía como el cilantro. Tomar el té,
la jeringa y las medicinas; todo aquello
era hacernos el amor. Anochecer
y la dibujaríamos a lápiz:

un alacrán una serpiente
o un bote de humo entre la multitud.


ROPA ÍNTIMA

El canal, la zanja,
y madres

las putas
y madres

los regueros, las cequetas
y madres

las alcohólicas
y madres

las sangraderas, los cuérragos
y madres

las toxicómanas
y madres

la alberca, la presa
y madres

las esquizofrénicas
y madres
las huérfanas de la guerra
y madres

las acequias, los cauces
y madres,

las Madres

la prole y las desposeídas
y los orfelinatos

los intermediarios
y los mediadores

los depósitos a cuenta
y la procuradora,
el foulard
y el frasquito de colonia

los occidentales,
nosotros
y El Salvador.

El Hijo
el sostén, la esperanza

el llanto: que rige el raciocinio
y encharca los principios.


HUÉRFANOS

La felicidad era un trozo de carne aprendiendo a gemir, una manada de pequeños lobos hincando sus hocicos negros en ella; poco antes habrías sido parida con toda la liturgia de los hospitales del primer mundo, sobre un rosal. Tu llanto eran espinas y desconcierto; qué hacer en ese calvario de sábanas, qué otra cosa que unirnos a la orgía e invocar otro olor a tierra mojada, y esperar la lluvia y permanecer en silencio, abrazados y callados, mientras, llegaba nuestro turno, lento y cansado, como un viejo caracol; descorazado, desahuciado y sin ánimo de nada, arrastrando otra lucha perdida más; desnudo, exponiéndose a la burla, que nos llevó a olvidar a la madre palpándose el pecho hasta dar con el corazón y extraerlo y echarlo todo entero y que sirva de alimento para las bestias.


Gsús Bonilla, de Anna (Ediciones del 4 de agosto, 2016).

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