lunes, 13 de febrero de 2017

CRIANDO RATAS según GABI OCA FIDALGO


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Podría empezar por el 9. El 10 al fin y al cabo son palabras mayores… Escasas, mágicas inspiraciones que ni siquiera logran esa X, sino que ésta se va labrando poco a poco con el tiempo. Es más. La puntuación en su caso es lo de menos, la película se sostiene por sí misma y no necesita nadie que la salga a defender. CRIANDO RATAS es un fogonazo estratosférico, una cinta que me ha cortado el aliento. Como no puedo escribir una novela, ya que tengo que ser somero y escueto, te diré y confesaré que servidor conoce ese mundo de la raíz a las puntas. Da igual las 1000 viviendas de Alicante que las tres mil de Sevilla, la Rosilla o Barranquillas en Madrid o los ya demolidos Pajaritos en Valladolid. Más grande o más pequeño, todos son iguales por dentro. Supermercados de la droga: Chabolas de Uralita, escombros y hogueras humeando en bidones de gasolina. Un chamizo con una puerta blindada y una piña de porteros que te dan paso al interior: un cuarto pelado, una pared de ladrillo tabiquero al fondo y una ventana fortificada a la altura de la barbilla, ventanuco reforzado con barrotes y adornado con la reja de un encofrado. De un lado la cola que avanza y en el otro la señora de la casa que despacha: una balanza digital, una escudilla con caballo y una bandeja con farlopa, bolsa de plástico del Alimerka y unas tijeras de costura con las que se van cortando bolsitas pequeñas. Los perros ladran, la caravana avanza. A 10 € la micra y a 60 el gramo, arriba abajo en peso calidad y precio de mercado. Pero esto es el poblado, del Puche en Almería a la Mina en Barcelona, los 15 kilómetros de la Cañada en la capital y el puñado de afluentes que no voy a enumerar. Poblados alrededor de los que se extienden los barrios, uno tras otro superando el estatus y adecentando el paisaje hasta llegar al barrio de Salamanca. Eso, o dejar atrás el bullicio y seguir camino hasta alcanzar La Moraleja. Y la moraleja de CRIANDO RATAS podría ser el ya pasado Cine Quinqui, títulos encomiables como Colegas, legendarios como Perros Callejeros, o joyas del género como Deprisa Deprisa. Entonces ese cine denunciaba, y denunciaba el relato trillado de una generación perdida, reflejada luego en lo hijos de esos emigrantes. Emigrantes que cambiaron su famélica tierra por una capital que les iba a entregar prosperidad a manos llenas… pero que solo encontraron el desarrollismo brutal, los bloques de pisos, colmenas subvencionadas a las afueras y ese maldito extrarradio que entregaba las llaves sin tener puesto el asfalto. A la carrera, barrios enteros en tierra batida sin farolas, sin aceras, bloques en los que podías ver la cabeza de un burro asomando en la ventana de un quinto. Seminarios de sotana y crucifijo, escuelas de leche en polvo y estufa esmirriada. Un chabolismo de extrarradio que entregó el relevo con los años a estos hijos del asfalto, hijos del agobio a contrapelo, más rebeldes que sus padres y que no se conformaron. Nacieron las pandillas, creció la delincuencia, los problemas se multiplicaban y así es como llegó el BOOM de la heroína en los 80’TA. Y digo BOOM como suena, con todo lo que significa llegar al Nº1 en las listas. Algo que solo se alcanza cuando tienes poderes solventes cubriéndote la espalda. Y que entienda el que quiera, que a buen entendedor pocas palabras le hacen falta. 

Esto relataba, y a su modo denunciaba, aquel pasado Cine Quinqui que hoy en día recordamos con nostalgia. Neo Quinqui es la etiqueta ahora. Y ojalá prospere, significaría que el género resurge y vuelve para recordar esos hechos, pero imbuido ahora con la sabiduría que otorga el paso y el poso del tiempo. Y CRIANDO RATAS ya ha sido etiquetada en Neo Quinqui. Aunque a mi ver no lo necesita. El film no es Neo. Es PRESENTE y es PRESENTE por derecho. Un Presente que transita por las calles de hoy en día, los caminos de ahora mismo, lo que ocurre de continuo y a diario en cualquier punto de España: La droga, la delincuencia, la miseria; el desencanto y la falta de expectativa en una sociedad cada vez más dividida. Lo increíble de la cinta es su calidad, su realismo. Ya se ha hablado del ínfimo presupuesto, trabas, problemas, escollos. Pero lo que más me ha impresionado, conociendo ese mundo como lo conozco, es la pureza del contenido, la dureza de la filmación, ¡la realidad palpable! Adoro el Cine Quinqui, sí. Pero es de justicia reconocer que hay cantidad de metraje que chirría, cuando no te sonroja directamente. Hablo del elenco, el reparto que nutría esas películas incluyendo a sus protagonistas. Y es precisamente esto lo más valioso de la cinta: ¡El Elenco! ¡El Reparto al completo! Todos y cada uno de los participantes, en todas y cada una de las escenas, está simplemente genial, soberbio de verdad. Hay cuadros en los que he llegado a cuestionarme la cámara oculta, preguntarme si no habrían sido filmados con este medio. Y lo digo con el corazón en la mano. El trío de pirris en su odisea continua, el gitanillo que discute con su tía al inicio de la película… ¡los encuentros, los roces, las peleas!... el chico de las gafas y ese Cristo del que no voy a decir nada. ¿Que hace de sí mismo? ¡Pues vale! Pero el alter ego no deja de ser un personaje, y para bordarlo como lo borda, hay que nadar muchos pedales. Y en fin: El ritmo trepidante, la banda sonora, los diálogos… Una auténtica maravilla que deja el film de Los Compadres en comedia divertida. Y conste que me gustó EL MUNDO ES NUESTRO. Pero puestas en la balanza, es comparar el peso de la inocencia con un certero golpe bajo. Y CRIANDO RATAS es eso: Un certero, necesario y contundente golpe bajo, es una autopsia definida a machetazos, un retablo del presente en el que se mastica el lumpen a bocados. ¿Puntos negativos? Los diálogos son geniales, el problema está en que son tan puros en el argot y se respeta de tal modo el acento, que pierdes mucho diálogo a lo largo del metraje. Algo que sucede, y mucho, con el cine latino, dicho sea de paso. Se apunta con criterio, que la peli carece apenas de guión en su inicio y que es la parte más genuina de la cinta. Que es a partir de la mitad donde se acelera ese guión, o donde el autor parece esforzarse al menos por darle una trama definida. A mi ver, creo que es tan pura en su esencia, tan sincero lo que expone y tan real lo que refleja, que ni siquiera necesita de un guión definido, que podría verse como una sucesión de planos sin necesidad alguna de estar cohesionados. Su afinidad al cine documental y el conocimiento del medio, tienen la fuerza necesaria para dejarte sin aliento. Personalmente creo, que al igual que le colocan la vitola de Cine Quinqui o Neo Quinqui, podrían ponerle el distintivo de ese movimiento que llamaron Dogma 95. Lo que está comprobado es que no deja indiferente a nadie. Y no deja indiferente a nadie por el simple hecho de que es DIFERENTE. Se palpa el amor del autor por el cine, se siente la pasión de todo el reparto al completo. La complicidad en el proyecto. Nadie abandonó el barco a pesar de las tormentas y quebrantos. Siete años de larga travesía y de trabajo, contratiempos, infortunios, zancadillas y un presupuesto de risa. Por no decir que hay spots que triplican presupuesto para filmar 20 segundos anunciando caramelos. Aquí las Ratas no abandonaron el barco. Aquí las Ratas se criaron en la calle y en fríos descampados. Aquí las Ratas, dicho con todo el cariño y todo el respeto del mundo, alcanzaron su destino y saltaron al puerto. Esperemos ahora que sigan trayecto. Se merecen eso y mucho más. Que Venecia, Cannes, la Berlinale y quien se ponga por delante, acoja en sus salas este aldabonazo en las puertas de la realidad. Quedarán impactados, sorprendidos. Disfrutarán con lo que sigo viendo como un honesto y efectivo golpe bajo, un golpe tan brutal como necesario. Indiferentes no les dejará, desde luego. Y eso ya es más, mucho más de lo que ofrecen algunos. Ahora solo queda la pregunta. Si el Autor ha hecho esto, ¿qué podrá llevar a cabo si le ponen en las manos los medios necesarios?


Gabi Oca Fidalgo


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