jueves, 31 de agosto de 2017

CRÓNICA DE LOS DÍAS QUE PASAN por NURIA VIUDA GARCÍA




El asfalto supura hedor a orines y cerveza. El servicio de limpieza municipal no se molesta en cepillar la mugre que va adhiriéndose a los talones igual que la edad.
Viajar entre amplios ventanales para observar los campos agostarse,mil caras entre las ruinas del paisaje. Arroyos acogiendo los juegos y los gritos.
Toallas extendidas sobre el césped de un verano más lento que arde y se desangra.
Siguen las fuentes manando el chorro cristalino que enjuagará la boca, antes de despedirse blasfemando.
Hoy te recordé siendo ese amor platónico. Hoy eres siempre y sigiloso.
Amor portátil para mi singladura.

*

El terror se esparce a la vuelta de la esquina.A dos pasos de la calle de cualquiera, como un estrépito de estrellas desencadenando la luz de alarma en plena madrugada.

Por un puñado de monedas una faca te traspasa el corazón y el dolor mezclado con la sangre caliente que mana de tu pecho te aletarga y entonces, sobre el asfalto, caes rendido una noche de agosto para nunca más llorar, para nunca más sentir, para dejar una pregunta y un lamento en el aire.
Debiste huir hacia el mar días atrás, la pereza juega malas pasadas y cuesta un triunfo pensar en la maleta.
Así el perro insaciable intuyó tu presencia a unos metros de tu portal, seguido y vigilado, escrutado hasta el detalle más nimio...

El terror inunda el barrio.Se oye decir que los asaltos continúan.
Ayer noche escuché un sonido fugaz, como de pomo vulnerado por una mano ajena, extraña y disonante.En mi soledad me precipité a cerrar todas las ventanas; premonición o sexto sentido al tiempo de tu despedida traspasando el asfalto cargado de verano.

*

Horizonte u horizontalidad que invade las mañanas de sol precipitando Agosto hacia un, sin duda, crudo invierno.
Los containers apestan a podrida certidumbre y mientras tanto, en este in pass de tiempo impertinente, en las playas atestadas, dicen que existe un sur benevolente y repleto de pescados a la plancha: esperando ser engullidos por estómagos dorados.
Engullir es un verbo terrorífico que implica la violencia de desaparecer tragado por la oscuridad del para siempre jamás.


Nuria Viuda García, de Crónica de los días que pasan.  


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